La perra follada entre dos machos



20.35 h, a la puerta de un centro comercial

"Este hijo de puta no viene, se ha cagado" Pienso, mientras echo mano al móvil para mirar la hora. "Este maletín ya pesa como para estar esperando con él como un imbécil. Me voy a pirar" Levanto la cabeza y veo a un chico joven cruzando la esquina. Es bastante alto, fuerte y viste de sport "¿sera él?". Observo que viene directo hacia mi, pero unos metros antes gira y se mete directo por la puerta del centro comercial. Desilusionado, emprendo el camino hacia mi casa, cuando de repente algiuen me toca en la espalda.


-Ya te rindes?

Miro hacia atrás y veo a otro joven, de ojos claros, aproximadamente 1m.80 y bien parecido.

-Pensé que no venías... ya me marchaba para casa-le dije.
-Sabes que yo no te fallo, nunca lo he hecho
-Lo se, pero esto es diferente. Venga, vamos a una cafetería.

Caminamos un rato por la calle hablando de nosotros mismos y de cómo le ha ido el viaje a mi amigo y llegamos a un local del agrado de ambos. Tenía una mesa libre junto a la pared del fondo, tal y como buscábamos. Entramos, nos sentamos y pedimos dos cañas. Saqué el portátil del maletín y lo encendí.

-Vas a ver algo que te gustará-le digo.
-Lo que es peor, luego no sé si me podré levantar de la mesa sin dar demasiado el cante.

El portátil terminó de cargar y le inserté el lápiz de memoria. Me moría de ganas de hacer esto. Estaba super excitado. Hice unos ajustes en el ordenador para que mostrase los archivos ocultos y en un color más ténue que las demás y entre carpetas de asuntos del trabajo aparecio la que yo quería. "Perra". Mientras la abría, mi polla se ponía dura.

-¿Qué te parece, es bien puta verdad?
-Sin duda -me respondió- muy zorra, mira qué carita de puta. Parece que te está rogando que le des polla.
-Lo hacía - respondí entre risas. Mira aquí como se mete ella las bolas por el ojete. Las tuvo puestas un buen rato aquella tarde...

Estuvimos cosa de tres cuartos de hora viendo fotos de mi puta y comentándolas. Cuando terminamos y apagamos el ordenador, los dos tuvimos que esperar un tiempo prudencial para levantarnos, y, cuando pudimos hacerlo, procuramos tapar la zona de nuestras pollas con el abrigo en su caso y con el maletín del portátil en el mío por si acaso aún se notaba algo. Pagué las dos cervezas y abandonamos el local.

-Bueno, muchas gracias por todo, creo que es hora de irme al hotel - me dijo.
-Ah, ¿así que no quieres ver la sorpresa que te tengo preparada? - respondí, haciéndome el interesante - Esto no había hecho más que empezar, pero si ya te retiras...
-¿Qué sorpresa?
-Quería que te follaras a mi cerda. Pero ya veo que no tienes huevos de metérsela por el culo a una zorra de su categoría.

Los ojos se le pusieron como platos. Supongo que no esperaba escuchar esa frase de mí, pero creí observar como metía su mano en el bolso para intentar disimular el bulto de su polla.

-Y ella... ¿que opina al respecto? - me preguntó.
-¿Qué te importa eso? Ella hará lo que yo le diga. Y disfrutaría tu polla como nunca lo ha hecho.
-Pues si tú lo dices, no seré yo quien te ponga problemas. ¿A qué esperamos para reventarle el ojete?

Encantado con su idea, emprendimos el camino a mi casa. Yo tenía aparcado el coche a un par de manzanas, así que en 10 minutos estábamos ya entrando por la puerta de mi domicilio. Tenía llaves, pero preferí llamar al timbre. Abrió una mujer vestida de doncella, pero no era mi criada. Era mi perra. Llevaba zapatos de tacón blancos, una falda negra muy corta, ligueros e incluso cofia. En las manos, guantes negros, y sujetaba un plumero con la izquierda. En la derecha, un consolador color carne.

-Suelta eso zorra, hoy no te hará falta.
-¿Y se puede saber por qué no?- me respondió la muy perra.
- Porque hoy vas a tener dos de verdad para tí sola - dije, mientras mi amigo aparecía por la puerta.

Ella se asustó y retrocedió un poco, hasta la pared.

-¿Pero...?¿quién...? no!!
-Tu aquí vas a dedicarte a disfrutar y punto, la opinión déjala para otro día. Además, ya cambiarás de opinión cuando veas la polla de mi amigo.



Al escuchar la palabra polla, observé cómo ella se mordía el labio. Se comenzaba a excitar y mucho. Mi amigo también lo notó, avanzó y tiró al suelo el consolador que ella llevaba en su mano. La colocó sobre su pantalón, a la altura de los huevos, y ella apretó, como para sentir el tamaño.

-Joder... qué polla.

Mi amigo ya le estaba comiendo el cuello para entonces, y sus manos se deslizaban abajo de su espalda en dirección a su culo. Sentí el deseo de sentarme tranquilamente a ver toda la escena mientras me pajeaba. Antes de que mi mano llegara a mi polla, ya estaba ella totalmente metida en situación y desabrochándole el cinturón a mi amigo.

-Deja eso - le dijo el - Tendrás polla cuando yo quiera.

Se desabrochó él mismo el cinturón y bajo sus boxer ajustados se apreciaba una polla descomunal. Ella, de rodillas frente a él, con la cara a la altura de su pene. Le colocó la mano sobre su polla y comenzó a moversela de arriba a abajo, de manera que ella notase con sus dedos cada uno de los rincones y venas de su rabo. Ella intentaba quitarle el boxer, pero él le respondia con golpes en las manos para retirarselas. Cuando decidió que ya era el momento, se apartó el calzoncillo y su polla salio disparada, golpeándole a ella en la cara.

-Sabes que eres una zorra verdad? Ahora eres NUESTRA zorra, y vas a hacer lo que nosotros te digamos, comenzando por chuparme la polla. Chupa! - le dijo.

Nunca había visto a mi mujer chupar así. Con tantas ansias lo hacia que si me la hubiera estado chupando a mi, ya me habria corrido hacia tiempo. Yo estaba disfrutando tanto mi paja que tuve que parar, la noche era larga, y mi perra muy muy puta, mucho más de lo que yo hubiese pensado. Pero lo que pasó de ahí en adelante, lo contaré la próxima ocasión...




2 comentarios:

  1. Me gusta el relato.
    Habéis visto el manchurron que tiene en el tanga rojp. Estaba excitadisima la muy perra

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  2. Me hubiera encantado ser prtotagonista de ese relato... o incluso testigo para meneármela mientras. Sigue así, disfruto mucho y consigues que se me ponga dura.

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